Francisco Toledo es considerado uno de los mayores artistas
vivos de México, cuenta con amplio reconocimiento internacional. Es un experto
impresor, dibujante, pintor, escultor y ceramista. Su arte refleja un gran
aprecio por la estética de la naturaleza, particularmente la de animales que no
son convencionalmente asociados con la belleza como monos, murciélagos,
iguanas, sapos e insectos. En su escultura tiene dos formas de expresión, una
donde representa cosas del mundo natural, específicamente bestiarios de
distintos animales y otro donde se despega totalmente de la realidad. “Fragua,
de ese modo, un universo que ata cabos con lo real y, simultáneamente,
despliega la metáfora”.1 Esta última se deja ver en su obra gracias a que
representa figuras humanas y de otros animales en una forma de apareamiento ya
sea explícito o simbólico.1 La visión moral de Toledo afirma que el mundo de
los humanos y el de los animales son uno con la naturaleza. En sus cuadros se
representa mucho la androginia1 Toledo usa la modernidad y la vanguardia de
otras civilizaciones, especialmente la europea, para sus obras 1 y muestra un
sentido de lo fantástico muy desarrollado al crear criaturas antropomórficas
que son a la vez monstruosas y juguetonas, personajes que incluye en sus
papalotes, libros de artista, máscaras, piezas de joyería y complejos
grabados.2 Debido a sus obras, se dice que Toledo pertenece a la Generación de
la Ruptura aunque no haya pertenecido históricamente a la misma.
Fue el cuarto de los siete hijos de Francisco López Orozco
y Florencia Toledo Nolasco. A los 14 años inició sus estudios artísticos en el
taller de grabado de Arturo García Bustos. Posteriormente ingresó al Taller
Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías, del Instituto Nacional
de Bellas Artes (INBA), en la Ciudad de México. En 1959 exhibió sus obras en la
Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas. En 1960 viajó a
París, donde profundizó en técnicas de grabado, conoció museos, galerías,
artistas y escritores que cambiaron su visión del arte, regresó a México en
1965 con una nueva perspectiva ideológica y estética que incorporará en sus
obras.
Su obra se caracteriza por el toque irreverente,
provocativo y transgresor que le imprime. Desarrolló su carrera como artista
independiente, no se involucró con las temáticas nacionalistas que
representaban la Escuela Mexicana. Aunque se le ha asociado a la Generación de
la Ruptura surgida en los años 50, él sostiene que mantiene su carácter de
artista autónomo.
El artista zapoteco se ha dedicado a promover y difundir la
cultura y las artes de su estado natal, Oaxaca, donde actualmente reside. Con
apoyo de otras instituciones fundó en octubre de 1997 el Taller Arte Papel
Oaxaca, instalado en la antigua planta hidroeléctrica «La Soledad», en San
Agustín Etla. Dentro de este contexto, fundó Ediciones Toledo, que en 1983
publicó su primer libro, y en 1988 fundó el Instituto de Artes Gráficas de
Oaxaca (IAGO).
A iniciativa suya se creó en 2006 el Centro de las Artes
San Agustín (C.A.S.A.) en San Agustín Etla, 17 km al norte de Oaxaca de Juárez,
el primer centro de arte ecológico de Latinoamérica, en donde se produce y
estudia fotografía, gráfica digital, diseño textil, así como preservación del
patrimonio y arte enfocados al medio ambiente. Otros proyectos que ha apoyado
son: la Biblioteca para Invidentes Jorge Luis Borges, el Centro Fotográfico
Manuel Álvarez Bravo, el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), el Cine
Club El Pochote, el Jardín Etnobotánico, la Fonoteca Eduardo Mata, la
Biblioteca Francisco de Burgoa, las revistas Guchachi Reza (Iguana Rajada) y
Alcaraván, la Casa de Matemáticas de Oaxaca y muchos otros.
A pesar de oponerse a los reconocimientos públicos, le han
otorgado numerosos premios, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias y Artes
en el área de Bellas Artes en 19989 y el Premio Príncipe Claus en 2000.10 En
2005 recibió el Premio Right Livelihood por su dedicación a la protección y
mejora de la herencia, ambiente y vida de la comunidad de Oaxaca. En 2007, el
consejo universitario de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca
(UABJO) lo distinguió con un Doctorado Honoris Causa por su labor en el mundo
de las artes. Diseñó la urna en donde desde junio de 2011 descansan las cenizas
del escritor Carlos Monsiváis en la Sala de Lectura del Museo del Estanquillo,
la pieza es de barro pintada al óleo, que simboliza a un gato que juega con una
pelota. Francisco Toledo, en 2015 entrega el Instituto de Artes Gráficas de
Oaxaca (IAGO) a Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), una colección de más
de 125 mil objetos, entre los que destacan fotografías del siglo XIX y documentos
del siglo XX, siendo de las Donaciones más grandes, culturalmente hablando,
incluido en la donación se encuentran dos edificios, donde actualmente se
encuentra ubicado el IAGO.
Hay obras suyas en los Museos de Arte Moderno de México,
París, Nueva York y Filadelfia, en la New York Public Library, la Tate Gallery
de Londres y la Kunstnaneshus de Oslo, entre otros. Ha ilustrado varios libros
y ha participado en numerosas exposiciones colectivas e individuales en
ciudades como Nueva York, Londres, París, Ginebra, Oslo, entre otras.
Fuente: Wikipedia
Nació en Ocotlán de Morelos, Morales fue un niño solitario
que a menudo encontró consuelo en el dibujo. De 1948 a 1953 estudió arte en la
Academia de San Carlos en la Ciudad de México. Se graduó como profesor de
dibujo y comenzó una carrera de 32 años como profesor de arte en la Escuela
Nacional Preparatoria Número 6, una posición que ocupó desde 1953 hasta 1985.
En 1965, en la organización de una fiesta de Navidad en
casa de su amiga y pintora Geles Cabrera, utilizó collages como decoraciones.
Le gustaba su trabajo y sugirió un oficio: una escultura de una pintura. Este
reconocimiento estimula a Morales, concentrar todos sus esfuerzos en la pintura
y, de ganar dinero extra, organizó exposiciones de su obra en galerías pequeñas
alrededor de la capital. En 1975, fue persuadido por Cabrera para celebrar su
primera exposición en solitario en la corriente principal de la Casa de las
Campanas, la Galería de Arte en Cuernavaca. Aquí sus cuadros llamaron la
atención del famoso pintor mexicano Rufino Tamayo quien más tarde ayudó a establecer
contactos con los críticos de arte y galerías de todo el mundo, dando lugar a
una serie de exposiciones colectivas e individuales.
Fuente:
Wikipedia